27/8/08

ni idea...

¿Por qué siento este dolor?, mi estimado – Preguntó frunciendo el entrecejo. Mientras abrazaba su vientre casi como sosteniéndolo con sus brazos.

Pues porque estas aprendiendo tal vez – Volteando hacia la muchacha, la cual aprentando sus dientes y cerrando sus ojos, caia lentamente al suelo.

Aprendiendo qué?... – aun en el suelo

Aprendiendo, simplemente aprendiendo para todo aquello que enfrentarás.
Y se supone… que a todo el mundo le sucede, que causa el mismo daño? – la joven se esforzaba de sobremanera para hablar pues el dolor le causaba una molestia enorme, incluso para mover sus labios.

No.

Cómo es eso? – levantando su rostro para fijar la mirada en el del acompañante.
A unos más que a otros –contesta mientras mira a través de la ventana con gran naturalidad. En tu caso mereces pasar por mucho más sufrimiento que cualquier persona que conozcas, no se debe a meritos, no se debe a órdenes, es algo normal, debe volverse normal, por lo menos en ti. Algo arbitrario para algunos, en tu caso debes aceptar y punto, los cuestionamientos no sirven cuando ya tu destino está.

No… ¿no queda nada que pueda decir o…. – pausando - hacer…?

Nada.

Lo acepto.

De pronto mira sus manos, estaban rojas. Su vientre sangraba, tenía un inexplicable corte profundo, lentamente su rostro cambiaba, ya no era la expresión de dolor que tenía anteriormente, esta vez era diferente era casi inexpresiva, mirando fijo hacia los zapatos del hombre que se encontraba frente a ella.

Y seguía, observaba el cielo. Las nubes grises tapaban el atardecer. Y todo volvia a ser como siempre para ellos quienes habitaban los alrededores. Pero para ella no, aun viviría, sí, porque su camino no terminaba ahí, pues no era lo que estaba escrito en su destino.

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